Por fin estábamos besándonos, como siempre - o
al menos desde que lo conocía - había deseado.
Esa escena me recordó al sueño que tenía cada
noche durante el verano pasado, estaba en la
oscuridad y veía una sombre que se acercaba
cada vez más a mí, hasta que me besaba.
Estos días habían sido los días más duros de
mi vida, más duros aún que aquellos en los
que veía a Roberto como algo inalcanzable.
- ¡Pero por Dios! ¡Ya basta de rayarse, eso es agua
pasada, Roberto está despierto, está vivo y está
aquí besándome, desconecta el cerebro y olvídate
de todo de una vez por todas y disfruta del mejor
beso de tu vida! - pensé para mí misma mientras
acariciaba el pelo de Roberto y lo besaba más
apasionadamente.
- ¿Cuánto tiempo ha pasado?
- Un mes, ahora mismo todos están en la fiesta
de graduación.
- Ostia... sí que llevo tiempo aquí, y parece que
fue ayer... ¿Por qué estás aquí y no en la fiesta?
- No podía festejar algo sabiendo que lo que más
quiero está en coma en un hospital.
Y para mí ha sido eterno...
- Ay mi Nerea... siempre tan fuerte, entonces,
¿nunca te ibas a rendir? ¿y si no volvía del coma
qué habrías hecho? ¿suicidarte y enviarme sms
o llamaditas desde el más allá?
- ¿Y tú seguirías siendo un cabrón?
- Pues claro, pero un cabrón enamorado de ti en
secreto. - me respondió con aquella sonrisa que
tanto me gustaba.
- ¡Ais mi Roberto! Eres un orgulloso,
mira que te ha costado decirlo eh...
- ¡Ais mi Nerea! Eres una sensible,
mira que te ha costado ocultarlo eh...
- Te odio.
- Me amas.
- Te amo.
- Te amo.
Tweet |
No hay comentarios:
Publicar un comentario