Cuando nuestros labios se rozaron me alejé y poniendo mi dedo índice sobre sus labios le dije:
- ¿No pensarías que te iba a besar no?
- ¿Y tú pensabas que yo lo haría? Por favor…
- Supongo que sí, por algo me acercaste así hacia ti.
- Para tomarte un poco el pelo. Pobrecita, espero que no te hayas hecho ilusiones.
- Nunca me haré ilusiones contigo, eres asqueroso – le respondí y acto seguido le di una
bofetada y continué mi camino.
Cuando llegué a la puerta de mi clase pude ver a lo lejos que él seguía allí inmóvil, pero luego
continuó su camino.
Al girarme vi a Juan, que estaba detrás de mí como esperando a decirme algo.
- Quiero hablar contigo, espérame aquí a la salida.
- No sé de qué vas a hablar conmigo, creo que no tenemos nada de qué hablar ¿no?
- Sí lo tenemos, nos vemos a la salida.
- Juan espera…
No me dio tiempo ni a responderle, me dijo eso y se fue dejándome hablando sola.
No me había dado tiempo ni a darle vueltas a lo que acababa de pasar con Roberto, era
increíble, estuvimos a punto de besarnos, ahora me arrepentía… aunque me había quedado
muy a gusto después de esa bofetada.
Ya llegaría la tarde para pensar en eso, ahora quería concentrarme en lo de Juan: ¿De qué
querría hablar conmigo?
Tan solo quedaba una hora para la salida, no sabía por qué pero estaba muy nerviosa. Quería
hablar ya con él, tenía mucha curiosidad por saber qué querría decirme, seguramente sería
para hablar de lo de Sara o de Roberto… no tenía ni idea, por eso quería que llegara ya el
momento.
Cuando sonó el timbre fui la última en salir, y él ya estaba allí esperándome.
- Hola
- Hola
- Emm… os he visto a Rober y a ti la hora anterior, ¿estarás contenta no?
- La verdad es que no…
- Fue muy bueno, lo has dejado mal eh – me dijo con una sonrisa, era la primera vez que me
sonreía.
- Sí… Gracias – le respondí devolviéndole la sonrisa.
- ¿Te gusta mucho verdad? Oye lo siento por lo que conté hace unos días, lo de que te gusta y
eso…
- Sí, me gusta mucho, ya no sé ni por qué lo niego. Bueno, ya es tarde para pedir disculpas, el
daño ya está hecho.
- Pero de todas formas Rober ya lo sabía, y bueno, vuelvo a repetirte que lo siento.
- Vale, perdonado. ¿Contento?
- Si me sonríes y quitas esa cara de amargada lo estaré – me dijo volviendo a sonreír.
- ¿Así? – le dije mostrándole mi sonrisa.
- Sí, así me gusta.
- Oye ¿desde cuando estás con Lidia y por qué?
- Creo que te da igual ¿no? Supongo que será porque la quiero jaja.
- No sé, ni si quiera sabía que os conocíais.
- Sí, siempre nos hemos llevado muy bien.
- Mmm ok.
- ¿Te pasa algo?
- No ¿por?
- Es que por un momento has cambiado de tono ¿te cae mal Lidia o qué?
- No, para nada, es por Sara.
- Pero si ella me dejó a mí, no me digas que ahora se arrepiente.
- Pues no, pero seguro que le ha molestado un poco.
- ¿Te lo ha dicho ella?
- No pero no sé, me imagino.
- Jaja lo sabía, bueno, solo somos amigos, lo hice para ayudarla a poner celoso al chico que le
gusta.
- ¿O sea que no tenéis nada?
- No jaja, veo que te ha alegrado saberlo.
- Sí – le respondí sonriendo – digo no jaja.
- ¿Y aún quieres a Sara?
- Quiero no hacerle daño, eso es lo que quiero y por eso me alegra que me haya dejado.
- ¿Entonces nunca la quisiste?
- No la conocía, me atraía sólo físicamente y como sabía que yo le gustaba decidí darle una
oportunidad y ver qué pasaba.
- A ella también le gustabas sólo por el físico, por eso te dejó, no eres su tipo de chico.
- Bueno, lo que te iba a…
- ¡Hola chicos! – intervinieron Lito y Blanchee.
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